La jerarquía demoníaca: ¿qué son y cómo se clasifican los demonios?
Los demonios son seres espirituales que se rebelaron contra Dios y que buscan tentar y destruir a los humanos. Existen diferentes tipos y categorías de demonios según su poder, función y origen. En este artículo te explicaremos la jerarquía demoníaca según diversas fuentes y tradiciones.
¿Qué es un demonio?
Un demonio es un ángel caído, es decir, un ser creado por Dios que se apartó de su voluntad y se unió a la rebelión de Lucifer, el ángel más bello y poderoso que se enorgulleció y quiso ser igual a Dios. Según la Biblia, Lucifer y sus ángeles fueron expulsados del cielo y se convirtieron en Satanás y sus demonios (Apocalipsis 12:7-9).
Los demonios son enemigos de Dios y de los humanos, y su objetivo es engañar, tentar, acusar, oprimir y poseer a las personas para alejarlas de Dios y llevarlas a la perdición eterna. Los demonios también pueden influir en el mundo físico causando enfermedades, desastres, guerras y calamidades. Los demonios no tienen cuerpo propio, pero pueden manifestarse de diversas formas o entrar en cuerpos ajenos (humanos o animales).
¿Qué es la jerarquía demoníaca?
La jerarquía demoníaca es la forma de clasificar a los demonios según su rango, poder y función. No existe una única jerarquía demoníaca aceptada por todos, sino que hay diversas propuestas basadas en diferentes fuentes y criterios. Algunas de estas fuentes son la Biblia, los escritos de los padres de la Iglesia, los libros apócrifos, la literatura medieval, el ocultismo y el esoterismo.
La jerarquía demoníaca suele dividir a los demonios en nueve órdenes o coros, que corresponden a los nueve coros de ángeles que existen según la tradición cristiana. Estos coros son: serafines, querubines, tronos, dominaciones, virtudes, potestades, principados, arcángeles y ángeles. Cada orden tiene una función específica y una forma de actuar sobre el mundo y las personas.
En todas las culturas existen deidades malignas que infunden terror a los creyentes y tientan a los incautos. En la cultura escandinava se hablaba de Loki, en la griega de Hades, en la mesopotámica: Marduk, entre los indígenas de la Gran Sabana venezolana: Odo´sha; y así sucesivamente todas las culturas han tenido y tienen sus figuras y símbolos del mal, que en algunos casos sirven para equilibrar la balanza entre la bondad y la maldad.
En este rincón aprenderemos de los miedos de diferentes culturas…
Jerarquía Demoníaca
Según el texto «Sanctum Regnum«, la jerarquía del infierno es como sigue: Espíritus Superiores, Espíritus Principales, Espíritus Subordinados y la Legiones Infernales.
LUCIFER, El Emperador ,BELZEBU , EL Príncipe y ASTAROT el Grán Duque, Son los llamados Tres Espíritus Superiores, supremos dirigentes del mundo de las tinieblas. Luego le siguen los seis Espíritus Principales con sus respectivos tríos de Espíritus Subordinados.
LUCIFAGO ROFACALE, Primer ministro infernal. Tiene el poderío sobre todas las riquezas y los tesoros del mundo. A sus ordenes militan BAEL, AGARES y MARBAS que, a su vez, dirigen muchos otros millares de demonios y espíritus malignos.
SATANACHIA, Gran general. Tiene el poder de someter a él todas las mujeres y hacer con ellas lo que se le antoja y de enseñar todas las mañas y astucias de los pastores. A sus órdenes están: PRUSLAS, AMON y BARBATIS que dirigen las grandes legiones de espíritus guerreros.
AGALIAREPT, Capitán general. Tiene el poder de descubrir los secretos más recónditos en todas las cortes y todos los gabinetes del mundo y todo tipo de secretos en general. Enseña todas las cualidades ocultas de los metales y virtudes curativas de las plantas. A sus ordenes tiene BUER, GUSOIN y BOTIS, comandantes de las legiones dedicadas al saber y la ciencia.
FLEURETTY, Teniente general. Tiene el poder de hacer la obra que se desea, durante la noche. Hace también caer el granizo donde el quiere. Manda un cuerpo considerable de espíritus y tiene subordinados a BATHIM, PURSANy ABIGAR.
SARGATANAS, Jefe superior. Tiene el poder de hacer invisibles a quien lo adore, de transportarlo a todas partes, de abrirle todas las cerraduras, de hacerlo ver todo cuanto pasa en el interior de las casas. Ordena a muchas brigadas de espíritus y tiene a sus órdenes a VALEFAR, LORAY y FORAN.
NEBIRUS, Mariscal de campo. Tiene el poder de hacer enfermar a quien se desee y posee el arte de predecir el porvenir. Va a todas partes con sus milicias comandadas por AYPEROS, NEBERUS y GLASYABOLAS.
Otros Demonios
En la edad media fue cuando se cultivó la mayoría de los mitos sobre demonios y espíritus malignos. De los textos que se escribieron en esa época y los que se le han agregado con el paso del tiempo, podemos hablar de muchos demonios con características y naturaleza propias de cualquier dios mítico. Los inquisidores tenían en estos textos la guía para «reconocer» el demonio o los demonios que atormentaban a algún individuo o grupo de individuos.
– Lucifer: Es el Diablo por excelencia. Se cuenta que hubo un tiempo en que era un ángel de la Luz, pero se rebeló contra Dios y trató de rebelar a todos los seres creados por Jehová. Fue derrotado y está a cargo de los infiernos tratando de tentar a los mortales para apoderarse de sus almas. Es necesario hacer la acotación de que, tal como lo explicamos en la sección: «Mitología y Cristianismo», Lucifer es un vocablo latino con que se denominaba al Lucero del Alba (Venus) y Satanás, es una palabra de origen hebreo que se refiere al enemigo. Estas dos palabras se fundieron con el tiempo en una sola idea: el «Jefe Supremo del Infierno».
– Astarot: Era el gran Duque. El controla el tesoro y comanda 40 legiones. Es gran amante de la pereza y según aconsejan los libros antigu0s, al aparecerse este demonio se debe mantener distancia , pues sus olores son insoportables.
– Abraxas: Tiene la cabeza de un Rey, el cuerpo de dragón, y serpientes en vez de piernas. Abraxas fue el nombre usado por los antiguos gnósticos para expresar el indecible nombre del Ser Supremo y para simbolizar su poder solar. Del vocablo Abraxa se derivó la muy conocida palabra mágica: abracadabra.
– Adramelek: Era el Gran Canciller del Imperio Infernal y presidía el concilio general del diablo. De sus orígenes se dice que era una deidad Samaritana, un dios solar de los Sefarditas, quienes quemaban a sus niños en su honor.
– Belcebu: Según las escrituras, es el «príncipe de los demonios». Su nombre, de origen filisteo significa: «El Señor de las Moscas». Se supone que este nombre se debe al gran número de moscas que se reúnen alrededor de cualquiera de sus imágenes, después que ésta ha sido bañada en la sangre de los sacrificios. De acuerdo con los libros medievales, Belcebú es una criatura gigantesca, tiene pies de pato, cuerpo de león, ojos marrones, y un cabello negro muy largo. Según estos libros, Belcebú no fue siempre el príncipe de los demonios. Cierta vez Satanás se le acercó y le dijo, fanfarroneando, que él podía a invitar a Jesús a que bajara al infierno si quería. Belcebú le dijo todo aterrorizado que no se le ocurriera hacer eso, pues solo el escuchar su nombre le hacía daño. Dicho esto lo botó del infierno y cerró las puertas detrás de él. Entonces Jesus, que estaba al tanto de todo, fue ante las puertas dl infierno y rescató a todos los santos que estaban adentro encadenados. Al final le dijo a Belcebú que Satán era desde ese momento el príncipe de todos los demonios.
La Figura del Diablo
Dos cuernos, una barba alargada, una cola y un tridente…¿le suena conocido?. Sí, es Satanás o El Diablo, según lo han pintado a lo largo de muchos siglos de la era cristiana. Pero sabemos que Satanás es un personaje de la cultura hebrea, y esta imagen que nos han dado no existía antes de la era cristiana. Fue, pues, un aporte de los artistas cristianos de los primeros siglos de esta era. Pero, ¿por qué escoger la forma de un macho cabrío?. Hay una explicación muy sencilla de entender y muy cierta: En los primeros tiempos del cristianismo, cuando se trataba de imponer la religión a cualquier precio (evangelización), se intentaba arrasar con las creencias paganas de toda Europa. Muchas veces esto se logró con el uso de la fuerza bruta, otras veces con la astucia de convertir a los dioses en santos y otras con el miedo, es decir, con la amenaza del castigo eterno al que no se rindiera a la verdad. Pues bien, en la antigüedad, muchos pueblos le rendían culto a Pan, que era el dios de los rebaños, de la fecundidad y de la naturaleza. Este dios fue muy apreciado por todos los pueblos campesinos. Lo más interesante de todo es que este dios tenía forma de chivo, de macho cabrío y tenía además un tridente, pues este era un utensilio básico en el trabajo campesino. En el principio de la era cristiana, existían todavía gran cantidad de pueblos adeptos a este dios. La iglesia decidió que tenía que hacer algo para acabar con esta herejía, y no es difícil suponer qué fue lo que se hizo finalmente: el dios Pan pasó a ser la imagen de Lucifer o Satanás y se fue poco a poco degenerando su culto.
Es interesante estudiar la figura del llamado Diablo partiendo del hecho de que su figura física, por decirlo de algún modo, fue copiada de otro dios con carácter diametralmente opuesto. Si reflexionamos por un momento en los cultos satánicos de este siglo, en la cual la figura de una estrella de cinco puntas invertida conforma el símbolo de su credo, podemos darnos cuenta que el llamado satanismo no es otra cosa que el culto a una deidad creada por el cristianismo y no por el judaísmo.
Por otro lado, el propio nombre Lucifer era como los antiguos romanos llamaban al planeta Venus cuando el planeta estaba al oeste del Sol y salía antes que él, por esa razón se le conocía también como «estrella de la mañana» (nombre con que se conoce a Venus en muchos lugares del mundo, en Venezuela se le llama «Lucero de la Mañana»). Como personalidad Divina, Lucifer se suponía que era hijo de Astraeus y Aurora o de Cephalus y Aurora o de Atlas. Él es llamado el padre de Ceyx, Daedalion y de las Hesperides.
La palabra parece haber entrado en el léxico religioso cuando la palabra original hebrea «heyleyl» (que significa estrella de la mañana) fue traducida como «phosphorus» (palabra griega para Venus) para la versión de la biblia llamada «de los Setenta» y entonces se tradujo a «Lucifer» en la versión latina o «vulgata». (Ver Isaías Cap 14 Ver 12).
La palabra Satán proviene del hebreo Saithan, que significa adversario o enemigo. El nombre de Lucifer fue aplicado a Satán por San Jerome y luego a los demonios por Milton en su «Paraíso Perdido».