Paganizer – «As Mankind Rots»

En el panorama del Death Metal escandinavo, pocos nombres resuenan con tanta constancia y fervor como Paganizer. Liderada por el incansable Rogga Johansson, la banda se ha consolidado no solo como un pilar del sonido de Västervik, sino como la personificación del Death Metal sueco clásico: sin concesiones, sin adornos innecesarios, y con una densidad de riffs que desafía toda lógica.

Tras veintisiete años y una docena de álbumes de larga duración, «As Mankind Rots» llega como el decimocuarto manifiesto de esta «warmachine escandinava». La expectativa no es si será un buen disco, sino si mantendrá el nivel de excelencia podrida al que nos han acostumbrado. Desde el explosivo comienzo, mi respuesta es clara: este álbum alcanza la grandeza, consolidándose como una cátedra de Death Metal definitivo.

El álbum se lanza directamente a la yugular con el tema titular y primer sencillo, «As Mankind Rots». No hay introducciones ambientales ni samples de relleno; es un asalto inmediato de riffs y caos. La formación, con Rogga al frente, opera como una unidad compacta y demoledora, demostrando que la vieja escuela sigue siendo la escuela más dura.

A lo largo de los once tracks, Paganizer mantiene un ritmo implacable, recordando a referentes directos como Grave y Entombed, pero con un pulso rítmico que en ocasiones sugiere la furia desenfrenada de Vomitory. La voz de Rogga es tan potente y cavernosa como siempre, un rugido que puntúa cada cambio de riff con precisión brutal.

Destacan himnos instantáneos como «Put On Your Gasmask», que utiliza una inquietante sirena de ataque aéreo para construir una atmósfera de pánico total antes de estallar en un frenesí pegadizo, y la furia sin aliento de «The Rotting End». Incluso en cortes que adoptan un paso más arrastrado y oscuro, como «Hollow», la tensión melódica es palpable, creando túneles sin luz por los que el oyente debe navegar. La guitarra solista de Dennis Blomberg, aunque escasa, es abrasadora y crea un contraste atmosférico esencial, especialmente en temas más profundos como «Afterworld».

Un punto crucial es el sonido. El álbum ha sido mezclado y masterizado por el colaborador de toda la vida Ronnie Björnström (conocido por su trabajo con Ribspreader y Revolting, otros proyectos de Johansson). Björnström ha aplicado su toque mágico para lograr una producción pesada y crujiente, un muro sónico grueso donde cada instrumento se siente masivo, permitiendo que la crudeza del Death Metal respire sin perder su definición. Es la mezcla ideal entre el sonido de la vieja escuela y la potencia moderna.

Conceptualmente, la lírica es fascinante y profundamente nihilista. La banda se pregunta: «¿Qué es el hombre sino un parásito de corta vida?» Este enfoque, que sitúa a la humanidad como una irrelevancia fugaz ante «los largos, largos eones de oscuridad» y las entidades que «moran en los lugares profundos de la Tierra», evoca una visión de horror cósmico a lo Lovecraft. El álbum es, por tanto, un «Testamento a la Locura» y la banda sonora del apocalipsis existencial.

El cierre es una grata sorpresa: una nueva grabación de «Vanans Makt» (un tema que apareció previamente en el recopilatorio Compiled Ammunition), con la voz invitada de Bulten de la banda punk sueca Lastkaj 14, un guiño a las raíces escandinavas y a la comunidad metalera. «As Mankind Rots» es un clásico de headbanging tras otro y un lanzamiento imperdible para cualquier purista del género.

Puntuación 9.1/10

Paganizer, con «As Mankind Rots», demuestra que la longevidad y la calidad pueden ir de la mano en el Death Metal. Lejos de reinventar la rueda, Rogga Johansson y compañía han optado por afilarla hasta convertirla en una guillotina, ofreciendo 11 cortes de furia implacable y pegadiza. Es un álbum que funciona como un manual de instrucciones para el Death Metal puro y sin adulterar, con una producción masiva que le da el peso que merece su temática cósmica. Si eres un fan del sonido de Gotemburgo o del clásico buzzsaw de Estocolmo, este disco te recordará por qué te enamoraste del género.