Dentro del convulso magma de la escena extrema ibérica, «A Last Sigh of Pain», debut del proyecto Monhell, irrumpe con una propuesta que no aspira a impresionar con fuegos artificiales, sino a sumergir al oyente en un discurso sonoro introspectivo, opresivo y cuidadosamente estructurado. Con raíces que se extienden hacia bandas como Berserk y Kult et Morte, y con un dúo bien conocido en ese entorno —Monhell a cargo de toda la instrumentación y voces limpias, y Penumbra como garganta principal—, este trabajo no pretende levantar monumentos al caos, sino tallar epitafios en piedra fría.
En su núcleo, «A Last Sigh of Pain» es un disco que recurre al black metal atmosférico como medio expresivo más que como etiqueta. El álbum se mueve con fluidez en la gama de los tempos medios y lentos, construyendo un lenguaje musical basado en el peso emocional del riff, el uso moderado pero eficaz de sintetizadores, y un claro dominio de la dinámica y el espacio. No se trata aquí de acumulación de blast beats ni de agresión gratuita. La violencia, cuando llega, lo hace como relámpago tras la calma, con un propósito narrativo claro.
Desde la inicial «Fade to Dust» Monhell establece su método: construir una atmósfera antes que imponer un ritmo. Las guitarras son protagonistas absolutas, pero se abren paso con contención, generando una sensación de pesadez emocional más que física. Las voces de Penumbra, cargadas de angustia y un dolor casi teatral, se convierten en el conducto principal de expresión, mientras que los arreglos de Monhell —llenos de detalles, capas y texturas— revelan una visión clara y madura de lo que quiere contar.
Uno de los grandes aciertos del álbum es su fluidez estructural. En temas como «Bright Falls», se combinan pasajes melódicos con secciones de tensión creciente que desembocan en crescendos sutiles, casi cinemáticos. Las voces limpias no se imponen, pero cuando aparecen lo hacen como puntos de inflexión, generando un contraste efectivo y bien medido. “Paths and Betrayal” es otro ejemplo de la capacidad de Monhell para conjugar lo melódico y lo lúgubre, incorporando incluso algunos solos que no desentonan en absoluto con la estética grisácea del álbum.
“A Requiem for Traditions” funciona como manifiesto sonoro de la propuesta: riffs envolventes, baterías hipnóticas y un desarrollo que avanza como un rito. El dramatismo vocal aquí alcanza cotas memorables, sin necesidad de gritar más fuerte, sino golpeando desde la emoción. «Shadows of the Abbey», por su parte, destaca por su apertura espectral, con bajos marcados y campanas que refuerzan un imaginario casi litúrgico, de evocaciones a paisajes abandonados y memorias que se niegan a morir.
Incluso en sus momentos más agresivos —como «The Last Seal»— el enfoque sigue siendo el mismo: controlar el pulso, sugerir más que imponer. El uso esporádico de aceleraciones no rompe la coherencia general, sino que aporta oxígeno en un entorno denso y áspero.
Grabado y producido por el propio Monhell, el álbum se beneficia de una mezcla que favorece los medios y graves, sin caer en la saturación. La producción es nítida pero con textura, dejando respirar cada capa. Todo suena contenido, casi ritual. No hay espacio para virtuosismo desbordado: aquí, cada nota tiene un peso emocional que parece medido al milímetro.
El resultado es un álbum que se experimenta más como una narrativa emocional que como una colección de canciones. La duración total (alrededor de 40 minutos) juega a su favor: suficiente para desarrollar su propuesta, sin caer en la redundancia.
«A Last Sigh of Pain» no es un debut que grite para ser escuchado. Es un susurro desde un lugar que muchos prefieren evitar, pero que Monhell convierte en materia artística. Una obra íntima, sombría y atmosférica que no se contenta con reproducir clichés del género, sino que construye una identidad propia, enraizada en el dolor y la contemplación.
No es un disco para todos los públicos, pero sí lo es para quienes buscan profundidad, honestidad y sentido narrativo en el black metal. Un excelente punto de partida para un proyecto que, si sigue por este camino, puede convertirse en uno de los nombres a seguir dentro del panorama extremo nacional.
Puntuación: 8.8 / 10 Melancolía estructurada, oscuridad reflexiva y ejecución impecable. Una promesa sólida hecha carne.
Track list de «A Last Sigh of Pain»
- «Fade to Dust»
- «Shadows of the Abbey»
- «Paths and Betrayal»
- «The Last Seal»
- «Lotus in the Endless Grey»
- «Burning Times»
- «Bright Falls»
- «The Breeding Madness»
- «A Requiem for Traditions»
- «Wasted Moments»
Multimedia
Miembros
Monhell – Todos los instrumentos
Penumbra – Voz
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